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Algo está cambiando en Detroit. Su floreciente corriente artística ha invadido las calles y está transformando la imagen de esta ciudad con propuestas estimulantes, refrescantes y llenas de energía. Esta gran urbe hace lo imposible por dejar atrás una época de decadencia y renacer valientemente de sus cenizas. Por algo el lema de la ciudad es: «Speramus meliora; resurget cineribus».. (Esperamos mejora, resurgir de las cenizas)

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Una de las crisis estadounidenses más largas fue la que vivió Detroit, ciudad que alguna vez albergó grandes negocios y sueños, y varias industrias y fábricas automovilísticas. Hoy, quedan en la ciudad grandes empresas de autos, pero no las fábricas, sino solo las sedes oficiales, como Ford o General Motors.

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La crisis comenzó en 1970, cuando los fabricantes de autos decidieron mover sus industrias, primero a estados más al sur y luego al extranjero, buscando costos laborales más bajos. Para 2008 vino una crisis automotriz, que terminó por liquidar la economía de Detroit, que se sostenía gracias a la industria de autos.

Luego de varios años luchando contra esta crisis, la falta de trabajos y por consiguiente, de aportes de impuestos que dieran más ingresos al estado, poco a poco esta ciudad, que alguna vez había sido una de las promesas de EE.UU, tuvo que declararse en bancarrota en julio de 2013. Muchos abandonaron la ciudad (otros tantos lo habían hecho antes); los barrios quedaron despoblados y las casas desalojadas. Entonces los habitantes que sí decidieron quedarse tuvieron que reinventarse y buscar la forma de generar ingresos.

Detroit es una de las ciudades con más pobreza en EE.UU, y más de la mitad de la población es pobre y un gran porcentaje no tiene hogar, mientras las tasas de pobreza son tan altas en adultos como en niños (casi un 60% hasta 2014).

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«Ha habido diversas iniciativas para darle una nueva vida a la ciudad, apoyar a sus ciudadanos y revivir su economía. Y una de las mejores ideas por parte de los mismos ciudadanos para surgir fue la realización de los huertos urbanos y comunitarios. Hoy existen en la ciudad más de 1.400 jardines comunitarios que alimentan a una buena parte de sus habitantes.

Afortunadamente, en 2014, Detroit pudo salir de la bancarrota gracias a un esfuerzo coordinado de las autoridades y un estricto plan financiero (donde incluso los jubilados aceptaron el recorte de sus pensiones). Estos huertos siguen subsistiendo como un efectivo sistema, pero ahora la ciudad enfrenta otra problemática: ¿qué se hará con las miles de casas abandonadas por la ciudad? La demolición es la alternativa que ofrece el Estado, pero hay quienes pensaron un poco más allá y su idea podría ahorrarle mucho dinero a Detroit.

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Qué mejor que una casa abandonada para crear un  invernadero

A pesar de que los huertos urbanos significan un gran aporte a la economía de Detroit, también hay inconvenientes. Y es que cuando llega el invierno, la cosecha se pierde por los nevazones. Paralela a esta situación, las casas y barrios abandonados están dentro de un plan para una demolición, porque se han prestado para el vandalismo. Sin embargo, esa opción significaría un gasto muy grande para la ciudad, que viene recién estabilizándose.

Pero en 2013, apareció en Detroit Steven Mankouche, un arquitecto que había sido llamado por un artista que recientemente había comprado una casa que estaba que se caía a pedazos. Andy Malone, el artista, había comprado la casa por no más de 500 dólares y quería que ésta volviera a la vida. Mankouche entonces propuso lo siguiente: remodelar los cimientos y reutilizarla para un vivero de plantas o invernadero.

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Pusieron manos a la obra, y la casa que se caía a pedazos era ahora una nueva estructura. Con la ayuda de constructores locales y utilizando materiales de sitios ya demolidos, lograron una casa perfecta para que las plantas lograran resistir el invierno en la ciudad. Este resultado hizo que un grupo de arquitectos, artistas y otros colaboradores, comenzaran a crear invernaderos a partir de las casas abandonadas. A esto, le pusieron Afterhouse, que será el prototipo para todos los proyectos que quieran unirse.

Esta idea, podría significar un gran impulso para la agricultura que emerge con fuerza en Detroit, porque las personas podrían proteger sus plantaciones de la nieve, lo que les seguiría dando trabajo en invierno.

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La creación de un nuevo barrio

Sin querer queriendo, el prototipo de invernadero Afterhouse se convirtió en todo un barrio. Hoy, alcanzaría la población que efectivamente vive ahí es bastante alta, mientras que otros barrios donde sus casas fueron derribadas, se pueden ver hermosas praderas en cuadras completas, pero nadie vive ahí y no hay protección alguna contra el clima.

Es por eso que la propuesta de Mankouche apunta a darle coherencia al entorno, en vez de gastar millones en demoliciones, que además significan tiempo y contaminación, se puede mantener la esencia de la ciudad y a la vez seguir impulsando la economía.

El plan de demolición con el que cuenta Detroit, busca destruir en un año 5 mil casas, y cada demolición puede llegar a tener un costo de US$12.000, entre destruir el cimiento y tratar con los contaminantes de plomo, además de tener que poner nueva tierra fresca en el lugar para que se estabilice el terreno.

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Una vecina del artista que transformó la casa en invernadero, Kate Daughdrill, tiene también una huerta urbana pero que por el clima su temporada de cultivo es corta. Ahora con esta idea, decidió usar la estructura abandonada para extender dicha temporada y así generar más ganancias. “Hay mucha inversión en estas estructuras (…) concreto, fuerza de trabajo, plomería”, dijo el arquitecto, aludiendo al buen provecho que se le puede sacar a estas construcciones.

Además, Mankouche recalcó que en un futuro próximo, las casas y sus cimientos pueden ser aprovechados para más cosas, como pistas de patinaje, bodegas de vegetales o hasta piscinas.

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Las granjas urbanas toman fuerza

Hoy las granjas comunitarias o urbanas son un éxito no solo en Detroit, sino en varias partes de EE.UU. Unen a la comunidad, la abastecen, aportan al verde de la ciudad… funcionan.

En el 2016, el Departamento de Agricultura en Estados Unidos (USDA) financió incluso una docena de granjas urbanas, una versión más industrial de los huertos, número que, aseguran, es el más alto en la historia. Y no solo eso; en 2017 se esperan aportes aún más grandes para estas iniciativas, que van desde los invernaderos en lugares urbanos hasta granjas en los techos. Incluso la USDA ofrece hoy un programa con una financiación de hasta US$50.000, específicamente para los agricultores urbanos.

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Los artistas, el motor del cambio

Alquileres baratos y un espíritu pionero urbano están atrayendo a jóvenes artistas. En pocas ciudades un artista pagaría 600 dólares al mes por un estudio de más de 100 metros cuadrados como los que ofrece el edificio Russell Industrial Center de Detroit. La vibrante escena artística comprende actualmente más de 80 galerías que se han acondicionado haciendo uso del infrautilizado espacio industrial y de los edificios abandonados.

Como el Proyecto Heidelberg que el artista Tyree Guyton ha llevado a cabo desde 1986, transformando un barrio marginal en un museo al aire libre. El espectador contempla relojes colgados de los árboles, casas decoradas con enormes puntos de colores u objetos encontrados, como peluches, que provocan una sonrisa. Más de 200.000 personas lo visitan cada año.

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Cada vez más, hermosos murales y espectaculares grafitis invaden la ciudad de colorido y de esperanza como en el caso del “Grand River Creative Corridor “que ha creado un impacto muy positivo en toda la comunidad. La actividad creadora no para de bullir, evolucionar y experimentar, acercando el arte a la calle a través de performances o instalaciones. Detroit se une a la senda abierta por ciudades como Berlín, Glasgow o Ciudad de México, experimentando un renacimiento en mano de los artistas.

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Detroit Institute of Arts

Un gran exponente del patrimonio cultural de Detroit es el Detroit Institute of Arts -DIA-. Este museo se erige como uno de los más importantes de Estados Unidos con una colección de arte valorada en más de un billón de dólares. Fundado en 1885, en un magnífico edificio, comprende obras desde el arte prehistórico hasta el siglo XXI, provenientes de todo el mundo. Entre sus más de 60.000 obras de arte se encuentran el fresco Detroit Industry del artista mexicano Diego Rivera, que el propio artista consideró como su trabajo más logrado, y un autorretrato de Vincent van Gogh que fue la primera pintura del artista holandés que formó parte de la colección de un museo estadounidense. En el año 2000, el museo expandió su colección de arte afroamericano creando el Centro General Motors de Arte Afroamericano. Sin dejar de adaptarse a los cambios, el DIA sigue adquiriendo obras de artistas contemporáneos, lleva a cabo conferencias frecuentemente y acoge numerosas instalaciones artísticas.

La reconocida planificadora urbana Toni Griffin fue contratada para ser la nueva directora de planificación de la ciudad y para iniciar los trabajos que reducirán el tamaño de Detroit. Con ello, el actual Alcalde Dave Bing pretende demoler propiedades para encoger la ciudad, reubicando algunos residentes en barrios que todavía pueden ser rehabilitados, y apoyar iniciativas para transformar o reutilizar la infraestructura con la que ya cuenta la metrópoli. Se busca también incentivar las nuevas industrias de tecnología verde como vehículos eléctricos, baterías y paneles solares. El cambio es palpable y la gente se siente ilusionada por el hecho de que la urbe deje de ser una ciudad fantasma con edificios abandonados..